Hoy
está de cumpleaños el director francés Jean-Pierre Jeunet y no hay
mejor manera de recordarlo, que viendo (o volviendo a ver) la película
que se alza como joya absoluta de su filmografía, esa en la que todo el
imaginario creado por él converge y da como resultado una obra que vale
la pena ver más de una vez. “Amélie” (2001), no sólo rompió récords de
taquilla en Francia sino que se convirtió casi instantáneamente en un
título de culto, venerado por muchos y odiado por otros pero siempre
dando de qué hablar.
En “Amélie”, la voz de un
narrador marca el punto de partida de una historia llena de imaginación y
con una visión de la vida muy particular. En ésta, una joven de 22 años
quien vivió una infancia bastante inusual, decide cambiar su vida por
completo convirtiéndose en una heroína anónima, dispuesta a hacer
felices a quienes la rodean con los gestos más sencillos. En el camino,
Amélie Poulain encontrará el amor sin proponérselo.
La
forma en la que se presenta este relato es lo que realmente marca la
diferencia. En este sentido, Jean-Pierre Jeunet toma una variedad de
detalles y los mezcla meticulosamente obteniendo como resultado esa
sensación “mágica” que desprende “Amélie”. El uso del color es un punto
clave, a través del cual, el director convierte la pantalla en un lienzo
(casi literalmente) y lo llena con una fotografía cálida, plagada de
tonos verdes y rojos que contrastan de manera exquisita.
A
esto se suma el uso de recursos como la voz en off y el material de
archivo para describir los gustos y disgustos de cada uno de los
personajes, lo que dota al relato de una personalidad innegable. Pero,
claro está, esta cinta no hubiese sido lo mismo sin su protagonista, y
es que Audrey Tautou se adueña de la película y le da vida a Amélie, la
hace creíble, la llena de gestos y de miradas genuinas.
Sin
embargo, éste no es el único personaje interesante, ya que la joven
parisina viene acompañada por figuras complejas y hasta contradictorias,
pero capaces de ganarse la simpatía del público. Además, el ritmo viene
dado por la prodigiosa banda sonora de Yann Tiersen, cuyos compases
facilitan el recorrido por los escenarios más románticos de París y le
ablandan el corazón a cualquiera (o casi).
“Amélie” es
un viaje a color por las pequeñas cosas, un paseo por los detalles más
sencillos y los sentimientos más profundos. Una historia encantadora
contada de forma excepcional.
Por Carolina Figueras Pinto | Cinema24
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